Historia oral de la guerra civil española de Ronald Fraser

 

Acaba de ser reeditado por Mondadori, en dos volúmenes, esta obra sobre la guerra civil española. Por sus características, constituye una referencia ineludible para entender, a través de los testimonios de los que la vivieron, el esfuerzo  titánico de los trabajadores por cambiar la sociedad y el triunfo final de la contrarrevolución.

Es una historia oral y viene a sumar a lo ya escrito el ambiente intangible de los acontecimientos; descubre el punto de vista y motivaciones de los participantes, voluntarios o involuntarios, como sintieron la guerra civil, la revolución y la contrarrevolución quienes la vivieron desde ambos campos.
Más de trescientas entrevistas a participantes en el conflicto constituyen un mosaico de opiniones que nos hace revivir con intensidad aquellos acontecimientos ocurridos hace 60 años.
R. Fraser cita a Engels en la introducción  para explicar la metodología utilizada en su obra: “La historia procede de tal modo, que el resultado final nace siempre de los conflictos entre muchas voluntades individuales y estas, a su vez, son lo que son a causa de un gran número de condiciones particulares de la vida. Así, hay innumerables fuerzas que se entrecruzan, una serie infinita de paralelogramos de fuerzas, que dan origen al único resultado: el acontecimiento histórico. También a este cabe considerarlo como el producto de una fuerza que actúa como un todo inconscientemente y sin volición. Por-que lo que cada individuo desea es obstruido por todos los demás y lo que surge es algo que nadie quería”.

 

El ambiente social en épocas de crisis

 

Las causas de la guerra civil hundían sus raíces en la configuración de la sociedad española. En  las épocas  de agudas crisis sociales es cuando el ambiente cobra toda su fuerza como factor determinante de la reacción de la gente ante los acontecimientos. Por muy intangible que sea el ambiente nunca es abstracto o distante. Es lo que siente la gente. Y ese sentir es la base de sus actos.
Esto es especialmente cierto  en una guerra civil. Parafraseando la famosa cita se podría decir que la guerra civil es la continuación de la política (política de clases) por otros medios. Una de sus características es la movilización política de grandes masas de gente. Esta observación es lo que ha marcado la pauta esencial que sigue este libro.
Sólo de esta forma podemos explicar la disposición del individuo para luchar y morir por una causa y comprender alguna de las realidades y contradicciones  de los movimientos históricos, más amplios e impersonales. En este contexto, el ambiente no es algo que flota sobre los acontecimientos, sino que es una emanación social, el resultado de las luchas.
En este clima (ideológico) se encuentran muchas de las claves de la conducta social e individual del conflicto. En él podría hallarse la explicación de porqué, individuos de una misma clase social lucharon en bandos opuestos, porqué un hombre empuñó las armas en un campo que estaba asesinando y encarcelando a sus familiares, por qué el hermano luchó contra el hermano.

 

La guerra en la retaguardia

 

Un aspecto a resaltar es que el libro no se ocupa exclusivamente de la guerra en el frente. Transcurridos los primeros meses, durante los cuales fue importantísima la participación directa de los milicianos, la lucha se sigue preferentemente desde la retaguardia. Puede que, dadas las circunstancias, ello resulte curioso. Lo cierto es que se basa en el convencimiento de que la guerra civil se libró tanto en la retaguardia como en el frente, y que fue en aquella donde con mayor claridad se expresaron las cuestiones sociales y políticas en liza.
Otra de las características del libro es que no centra su atención en la política al nivel de los gobernantes o líderes. Cabe decir, en este sentido, que es un ejemplo de la historia vista desde la base.
La guerra civil y la crisis que la precedió tuvieron sus orígenes en cuestiones profundamente políticas, que polarizaron a amplísimos sectores de la opinión pública. Aunque se incluyen opiniones y citas de los líderes de las principales fuerzas sociopolíticas el autor buscó personas que no hubieran ocupado puestos dirigentes, que no tuvieran una reputación que defender, con el objetivo de que dieran una idea más directa e inmediata de cómo fueron los acontecimientos. Por regla general, si pertenecían a algún partido político o sindicato, eran militantes de nivel intermedio. El objetivo fue hacer un libro sobre como la gente vivió la guerra. Era su verdad, la verdad de la gente, lo que deseaba reflejar. Y lo que la gente pensaba o pensaba que pensaba, también constituye un hecho histórico.
Al leer el producto final de la investigación de Ronald Fraser hay que decir que los objetivos perseguidos al concebir el libro, están conseguidos plenamente.

 

La guerra civil, un caudal de experiencias inagotable

 

La clase obrera y el campesinado en España, fruto de la necesidad histórica y de un duro aprendizaje, puso patas arriba el viejo orden que les había condenado por generaciones a una situación de semiesclavitud.
El libro está lleno de relatos y entrevistas como la que sigue, en la que R. Fraser nos hace llegar la situación del campo andaluz a través de las experiencias de un jornalero:
“Tras la muerte de su padre a causa de la tuberculosis, Juan Moreno, que a la sazón tenía 10 años, empezó a trabajar en una finca. Su primer recuerdo era el del día que perdió uno de los cerdos que le habían encargado que vigilase y regresó a la finca llorando. El capataz le rebajó la ‘ración’, es decir, el pedacito de tocino que echaban en el potaje los jornaleros y que prácticamente era ‘la única cosa nutritiva que en él había’. Juan había comenzado su aprendizaje”.
“Pronto salió a trabajar en los campos. Araba, sembraba y segaba con la hoz en las fincas donde los jornaleros contratados pasaban temporadas fijas, ‘siempre hambrientos a causa de lo poco que nos daban para comer, delgados como esqueletos’, durmiendo sobre paja en el suelo de tierra de los cobertizos, ‘todos juntos como en un cuartel’. La paja era la que las mulas y los bueyes no querían como forraje. Los hombres se quitaban las botas y el chaleco para dormir. ‘En primavera nos mudábamos a los corrales, ya que en el dormitorio las pulgas no te dejaban dormir’. Si el año era bueno, el empleo te duraba ocho meses tal vez, pero si era malo, quizá no durase ni seis. No existía ningún subsidio de paro”.
(...) “Odiábamos a la burguesía, que nos trataba como a animales. Los burgueses eran nuestros peores enemigos. Cuando les mirábamos creíamos estar viendo al mismo diablo. Y lo mismo pensaban ellos de nosotros. Había odio entre nosotros, un odio tan grande que no hubiera podido ser peor. Ellos eran burgueses, ellos no tenían que trabajar para ganarse la vida, vivían cómodamente. Nosotros sabíamos que éramos trabajadores y que teníamos que trabajar, pero queríamos que ellos nos pagasen un jornal decente y que nos tratasen como a seres humanos, con respeto. Sólo había una forma de conseguirlo: luchando como ellos...”.
Esta entrevista a un jornalero de Castro del Río en Andalucía revela de forma gráfica la situación inaguantable del campesinado y el antagonismo entre clases, auténtico substrato de la guerra civil. Todo el libro está plagado de este tipo de entrevistas, que nos ayudan a entender mejor que las cifras anónimas el carácter de la lucha revolucionaria.
Hay aspectos de la guerra, que tienen un extraordinario interés, por su mitificación, como el caso de las colectivizaciones agrarias del bajo Aragón por los anarquistas, una experiencia interesantísima, cuya complejidad y claroscuros aparecen en las magnificas entrevistas del libro. Así mismo las colectivizaciones de fábricas, la experiencia del proletariado organizado que tiene que tomar en sus manos el timón de la producción tiene muchísimo interés
Por último, y entre otros capítulos reseñables, están los dedicados  al nacionalismo en Euskadi y Cataluña. De las entrevistas fluye nítida la actitud de lastre, el peso muerto, el papel contrarrevolucionario que desde el primer momento del estallido revolucionario jugaron los nacionalistas burgueses.
Esto es especialmente útil para desarmar esa historia edulcorada, hecha a la medida, con que los nacionalistas visten sistemáticamente su pasado.
En conclusión un libro extraordinario, que causara honda impresión a quien lo lea. Imprescindible para profundizar en ese patrimonio valioso de los trabajadores españoles: la experiencia acumulada en los acontecimientos revolucionarios de la guerra civil española.

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