En la madrugada del 8 de noviembre fuerzas de élite de la gendarmería marroquí han asaltado y destruido el campamento de Gdim Izik, establecido a 15 kilómetros de El Aaiún, donde más de 20.000 saharauis protestaban ante la situación de miseria y opresión a la que les somete el régimen dictatorial de Mohammed VI.
Ante las noticias de la operación policial, la población de El Aaiún se echó a las calles en defensa de sus compatriotas. A primera hora de la mañana, en los barrios populares de la ciudad se habían levantado barricadas, y a lo largo del día se sucedieron manifestaciones, que alcanzaron su máxima intensidad cuando los desalojados del campamento consiguieron llegar a El Aaiún.
Hoy, 9 de noviembre, continúa la represión salvaje contra la población saharaui. El número de muertos supera la decena, los detenidos se acercan al millar, y 150 jóvenes del campamento se encuentran desaparecidos. Policías de paisano están asaltando casas de saharauis, destrozando sus pertenencias, y en muchos casos matando al ganado. Para incrementar aún más este clima de terror, la policía instiga a grupos de colonos marroquíes a participar en los asaltos y saqueos, en un intento desesperado de enfrentar a trabajadores de la comunidad saharaui y la comunidad marroquí, y evitar que unan sus fuerzas contra el régimen dictatorial que les oprime a todos ellos por igual.
Con este brutal asalto y el desencadenamiento del terror, el gobierno marroquí intenta aplastar de raíz lo que es, probablemente, la mayor acción de protesta de la población saharaui desde la retirada del poder colonial español en 1975.
El campamento de Gdim Izik surgió a principios de octubre como iniciativa de un grupo de algunas decenas de jóvenes que reclamaban a las autoridades puestos de trabajo, vivienda y el fin del expolio de las riquezas naturales del Sahara. Estas reivindicaciones calaron con tal rapidez entre los saharauis que en apenas tres semanas el número de acampados ascendió a más de 20.000. La vida en El Aaiún quedó semiparalizada debido a la enorme afluencia de gente al campamento, a pesar de los obstáculos establecidos por las fuerzas represivas marroquíes: cerco al campamento con un muro y un foso, controles policiales en la carretera de acceso (en uno de los cuales fue asesinado el joven Nayem el Gareh el pasado 24 de octubre), prohibición de llevar alimentos, etc.
El eco alcanzado por esta protesta y el apoyo generalizado que ha recibido, alarmó sobremanera al régimen marroquí. Después de la tregua acordada con la guerrilla del Frente Polisario en 1991, el régimen marroquí había sido capaz de mantener la tranquilidad necesaria para saquear sistemáticamente las riquezas naturales del Sahara: la pesca y, sobre todo, la explotación de la mina de fosfatos de Bukraa, la mayor mina de fosfatos del mundo, con unas reservas de mineral calculadas en 10.000 millones de toneladas, y que constituye la mayor fuente de ingresos de la monarquía marroquí. Ni siquiera el levantamiento de 2005, la llamada Intifada Saharaui, había conseguido forzar un cambio en el rumbo del régimen.
Pero a día de hoy, cuando las políticas de recorte del escaso gasto social, el paro masivo, los salarios de miseria, etc. golpean duramente a toda la población de Marruecos, el ejemplo del campamento saharaui era intolerable para el gobierno despótico de Mohammed VI.
Sin duda, los apoyos recibidos por los acampados en los últimos días de Octubre encendieron todas las alarmas en los despachos oficiales de Rabat. El día 27 se presentaron en el campamento los trabajadores de Fos Bukraa (la empresa marroquí que explota las minas de fosfatos, y entre cuyos accionistas se encuentran el rey y altos cargos del ejército) para dar su pleno apoyo a los acampados. Y al día siguiente visitó el campamento una delegación de Sidi Ifni, que fue recibida en el campamento con extraordinarias muestras de entusiasmo. La ciudad de Sidi Ifni, ubicada en el sur de Marruecos y cuya población es marroquí, fue uno de los bastiones de la huelga general de junio de 2008, hasta el punto de que el gobierno se vio obligado a declararla bajo estado de sitio para aplastar el levantamiento.
La perspectiva de que el ejemplo saharaui se extendiese por todo el territorio marroquí, e inspirase un movimiento de masas contra el intento de la burguesía marroquí de hacer pagar la crisis a los trabajadores, movió al gobierno de Mohammed VI a dar el paso arriesgado de aplastar el campamento. Y después de consultar a los poderes imperialistas que lo apoyan (Estados Unidos, Francia y el Estado español) para asegurar su silencio y complicidad, lanzó a sus fuerzas a aplastar salvajemente la protesta pacífica de los saharauis.
 
Ante esta situación, desde la Corriente Marxista Revolucionaria queremos manifestar:

· Nuestra plena solidaridad con la población saharaui que está siendo masacrada por el gobierno marroquí con la colaboración y complicidad del gobierno español.
· Nuestro apoyo a la lucha revolucionaria de masas, que se ha demostrado como la única vía que puede acabar con la opresión nacional y social del pueblo saharaui. Esta lucha necesita unir las fuerzas del pueblo saharaui con las fuerzas de los obreros y campesinos marroquíes para luchar juntos contra el régimen corrupto que los condena a una existencia de miseria. Sólo esta unión, basada en un programa de transformación socialista de la sociedad marroquí y en el reconocimiento de los derechos nacionales del pueblo saharaui —y en primer lugar, de su derecho a la libre autodeterminación— podrá desbaratar los intentos del régimen de Rabat para enfrentar a los trabajadores de ambas comunidades, y podrá acabar con la monarquía y el orden social que la sustenta.
· Nuestro rechazo a los “planes de paz” y conversaciones auspiciadas por el imperialismo norteamericano a través de la ONU, y a cualquier tipo de negociación con el gobierno marroquí sobre sus planes de “regionalización”. La victoria del pueblo saharaui no se va a conseguir mediante acuerdos o pactos, sino a través de lucha revolucionaria. Consideramos que la misión del Frente Polisario debe ser volcar todas sus fuerzas en mantener y extender la lucha popular, presentando un programa que una al pueblo saharaui con los trabajadores marroquíes para derrocar el régimen monárquico y garantizar los derechos de los trabajadores.
· Nuestra condena sin paliativos a la vergonzosa política del gobierno de Zapatero respecto a Marruecos. El gobierno español no sólo apoya las políticas represivas del gobierno de Marruecos, sino que autoriza la venta de armas y material represivo al ejército y la policía marroquí. La decisión del gobierno del PSOE de poner los intereses empresariales españoles en Marruecos por delante de los derechos y las vidas de la población saharaui y marroquí, es una abierta traición a sus votantes y a los principios de política internacional que el PSOE dice defender. Su actitud cobarde contrasta con la arrogancia y bravuconería con la que el gobierno de Zapatero acosa al gobierno revolucionario de Venezuela, dando por buena la infame campaña de calumnias que desde la prensa burguesa del Estado español se lanza contra Chávez.
· Por ello, exigimos al gobierno español la inmediata cancelación de todos los programas de venta de armas y material represivo a Marruecos, la condena tajante y la denuncia internacional de la represión ejercida en el Sahara, y la suspensión de cualquier tipo de relación diplomática o comercial que pueda servir para fortalecer al régimen tiránico de Mohammed VI.

 

¡Viva la lucha del pueblo saharaui!
¡Viva la lucha de los trabajadores marroquíes!
¡Retirada inmediata del ejército marroquí del territorio del Sahara!
¡Por un Sahara libre y socialista en una Federación

Socialista del Magreb!